Sergio Luque recuerda que estaban cenando y que Catriel, su hijo más grande, interrumpió la cena con una inquietud contundente. “Papá, tenemos que hacer algo”, expresó el niño de 12 años, ante la atónita mirada de su papá.

La preocupación de Catriel surgió al enterarse que Agustín Ortiz Gaitán, su íntimo amigo del barrio, viaja cada mes desde Santa Elena, provincia de Entre Ríos, a Buenos Aires para tratar una patología en sus piernas que le impide caminar con normalidad. “Es una patología leve. Empezó con la dificultad para caminar y luego siguió con dolores más importantes. Se convirtió en un problema más grande”, reveló Aracelis Gaitán, mamá de Agustín.

En el Hospital Garrahan, mediante controles mensuales y aplicaciones de inyecciones, la familia de Agustín pudo certificar que su problema es traumatológico. “Se descartó lo neurológico y otras cuestiones de la médula. El tema es que somos del Interior e ir allá se nos complica, es un gasto importante”, explicó Aracelis. Fue este el motivo que movilizó a Catriel.



“La verdad que resultó algo increíble, no pensé que iba a llegar a ser algo tan grande. Vivimos en un pueblo chico, con mucha necesidad de laburo, y nuestro vecinito muy querido necesita unas prótesis para caminar mejor. A Catriel se le ocurrió organizar una venta de pollos para recaudar fondos y ayudarlo”, sostuvo Sergio Luque.

“Ese día estábamos comiendo. Por aquel entonces, Agustín viajaba cada 15 días. En aquella oportunidad se quedaron cuatro o cinco días en Buenos Aires por un tema de estudios. Y cuando me dijo eso, hablé con sus papás para no pasarlos para que me permitieran empezar esta movida”, destactó.

“Camina en punta de pies, cada vez peor. Con la pandemia, sus papás buscaron que el gobierno nacional les diera las prótesis, pero con el coronavirus no se podía ir a ningún lado y no la consiguieron. Tengo entendido que su problema es de nacimiento. Agustín y Pablo (su hermano de 15) nacieron en el departamento de La Paz y fueron adoptados por Aracelis y su marido”, agregó Luque.

Fue justamente la mamá del niño quien narró que su hijo precisa unos inmovilizadores en las rodillas y que está prevista una intervención quirúrgica para corregir la patología.

“Catriel se enteró que las prótesis cuestan entre $ 80 mil y $ 90 mil. A partir de ahí solo quiso ayudar y se le ocurrió una idea que es muy común acá. Por eso el próximo sábado vamos a vender pollos en el club Martín García. La porción va a venir con papas fritas y va a costar $ 800. Ya tenemos cerca de 70 reservas, así que calculamos que vamos a vender más de 100?, dijo Luque.

El hombre continuó: “El padre de Agustín juntó una gran cantidad de leña. Yo tengo una fiambrería y conseguí pollos a consignación. Un frigorífico donó dos cajones, así que vamos a estar muy bien”.

“Los chicos son muy amigos, se quieren mucho y están todo el día juntos. Si se diera esto podríamos seguir adelante y que todo marche bien”, concluyó Aracelis.

Luque, por su parte, completó: “Necesitamos de la ayuda y solidaridad de todos para que Agustín pueda cumplir sus sueños. Es un chico que ama hacer deportes y queremos que pueda volver a practicarlos”.