*Por el Equipo de Investigación de EL FEDERAL ONLINE 

Clara Vega abandonó el Senado por la puerta chica, sin aportes concretos para La Rioja y para el país, pero con una mochila de gastos detrás. En el camino logró que nombren a siete familiares suyos y realizó viajes financiados por el Estado a destinos turísticos, incluida Italia, donde está radicado uno de sus hijos, quien según su propio perfil de LinkedIn, siguió trabajando en la cámara alta mientras vivía en Europa.

En mayo de 2022, EL FEDERAL ONLINE publicó una investigación que tuvo impacto nacional, en la que reveló que había siete familiares de Clara Vega trabajando en el Senado. Por un lado, sus hijos Lautaro y Lucas Ibáñez, su nuera Mereces Torres Almonacid y su cuñada Lucina Del Carmen Ibáñez figuraban en los registros oficiales como empleados de planta transitoria.  

Lucas, Mercedes y Lucinda ya habían sido empleados suyos en la Cámara de Diputados, cuando los dos primeros eran muy jóvenes, sin experiencia laboral y ninguno de ellos estudiaba carreras afines a la política. 

A su vez, su otra nuera, Antonella Stivala, su sobrina Brenda Anahí Vega y el novio Darío Agüero figuraban como empleados con contratos de locación. Los tres desaparecieron hoy de los registros oficiales del Senado.  

Toda esa información jamás fue desmentida. No hubo ninguna aclaración de Clara Vega ni a este medio ni a otro.

Vega había ingresado a la Cámara de Senadores por la oposición, pero se pasó al peronismo de manera encubierta: no formaba parte del bloque de manera oficial, aunque acompañó todas las leyes. Todas las fuentes consultadas coinciden en que negoció desde un mejor despacho hasta mejoras para sus familiares.  

Por ejemplo, Lautaro pasó a ser empleado de planta permanente con categoría A-7, asignado a la Comisión Bicameral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. No tenía, para ello, ningún otro mérito más que ser el hijo de Clara Vega.

EL FEDERAL ONLINE ya había revelado que luego de la investigación, Lucinda y Lucas habían sido asignados a otro despacho, el de la senadora chaqueña Sandra Mendoza, quizás para “esconderlos” de la información oficial que el Senado brinda para transparentar la gestión. Hoy los dos aparecen nuevamente como empleados de Clara Vega, aunque Lucas mejoró la categoría de A-2 a A-1, es decir, con un salario que supera el millón de pesos mensual. 

Eso sí: la información en la web oficial está desactualizada, pero Vega no contestó a los mensajes de EL FEDERAL ONLINE para escuchar su versión y quienes eran miembros de su equipo no respondieron a las consultas de este medio debido a que fueron desafectados.

El caso de Lucas es muy curioso. Según su perfil de LinkedIn, desde hace por lo menos tres meses trabaja de manera presencial en la empresa Capgemini Engineering y está instalado en Monte San Martino, una pequeña comuna ubicada en la provincia de Macerata, en el centro de la península italiana. También según su perfil desde noviembre de 2023 ingresó a trabajar en Whirlpool Corporation, también en Italia. La información coincide con el relato que realizaron tres fuentes consultadas.

Lo curioso es que, según ese perfil, hasta diciembre de 2023 trabajó en el Senado. Hubo por lo menos dos meses de ostensible incompatibilidad. ¿Debería devolver el dinero? 

Según el perfil de LinkedIn de Antonella Stivala, ella también se instaló en Monte San Martino, lo que coincide con la información brindada por una fuente que conoce muy bien a la familia Vega. En ese perfil, sin embargo, no hay información sobre su paso por el Senado y hay una curiosidad más: en 2021, en tiempos en los que Vega ya había ubicado a Lucas en el Congreso, ella realizó una maestría en la Universidad de Valencia. Este medio no pudo corroborar si ya trabaja en ese tiempo en la cámara alta.

Hay algo mucho más curioso que la posible incompatibilidad de funciones de Lucas con el Senado. Según consta en la página de “Transparencia” de la cámara alta, Clara Vega realizó entre el 15 de septiembre y el 1 de octubre un viaje oficial a España a Italia, en el que supuestamente mantuvo “diversas actividades y reuniones de trabajo organizadas por las embajadas de la República Argentina en Madrid y Roma”. 

La fecha coincide, más o menos, con la llegada de su hijo a la empresa italiana. Y ahí viene la pregunta del millón: ¿aprovechó para que el Estado le pague los gastos y visitar a su hijo? 

Aquí hay varios indicios. El primero es una realidad: en sus cuentas de Instagram y Facebook, en las que solía ser muy activa, no hay posteos sobre los viajes. Incluso en esos días casi no hubo actividad en sus perfiles. 

Es más: Clara Vega solía publicar un video con un resumen de su semana, pero esta vez hubo silencio de luto. Lo único que subió a la red social X son unas fotos en la embajada argentina en Madrid. Se limitó a contar que participó de la celebración por la Fiesta Nacional de España. “Destaco la importancia de estos encuentros para fortalecer los lazos entre nuestros países”, escribió. No está claro qué le aportó a la Argentina haberle financiado su viaje.  

¿Nada de Italia? ¿Por qué tanto secretismo? ¿Fue a visitar a su hijo, que todavía trabaja en el Senado?

¿Viajes de placer?

Clara Vega ya tiene antecedentes de realizar viajes con pasajes y viáticos pagos por el Estado y no dar explicaciones. En mayo de 2022, una investigación de EL FEDERAL ONLINE reveló que emitió pasajes a cuenta del Congreso para volar a Puerto Iguazú, a donde están las famosas Cataratas del Iguazú. También a Viedma, cerca de la turística Las Grutas. No hay actividades en sus redes sociales sobre esos viajes. ¿Fue por placer? 

Vega tiene además varios antecedentes de viajes internacionales pagados con fondos del Senado. En 2022, por ejemplo, viajó durante cinco días a un Congreso sobre “Estudios de Género” en México y estuvo 10 días en los Estados Unidos para observar su proceso electoral. Ninguno de los dos viajes le aportaron algo al país, aunque costaron millones.  

Para que se pueda comparar, en ese período, los senadores riojanos Guerra y Menem no realizaron viajes internacionales, mientras que Julio Martínez sólo fue a una capacitación sobre producción nogalera fuera del país. Tampoco pidieron pasajes para ir a destinos turísticos de Argentina.

Se olvidó de trabajar

Para el jueves 28 de septiembre, Vega tenía planeado estar por regresar de Europa, según el itinerario que figura en la página de “Transparencia” del Senado, pero ese día hubo una sesión clave para el kirchnerismo en la que la cámara alta convirtió en ley la reforma de Ganancias, además de aprobar el pliego de jueces, entre ellos, el controvertido caso de la magistrada Ana María Figueroa, y devolvió a Diputados el proyecto que reformó la Ley de Alquileres. 

Según las fuentes consultadas, la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner la mandó a llamar y le ordenó que interrumpa el viaje. Clara Vega volvió y cumplió, pero nunca más le contestaron el teléfono. En parte por eso buscó desesperadamente pegarse a Sergio Massa y Malena Galmarini, quienes no tenían referentes de peso en La Rioja, con la excepción de Ismael Bordagaray. No le salió.  

En el medio, Vega siguió impulsando medidas que no le cambiaron la vida a nadie, como el proyecto de solidaridad con Libia, por una inundación que sufrió país africano. También fue al programa de Marcelo Tinelli a poner la cara, de puro cholulaje, con su habitual atuendo de gaucho moderno, con ropa y sombreros carísimos. Los que la conocen recuerdan que cuando viajaba al interior solía cambiar de look entre pueblo y pueblo, como si fuera una Susana Giménez local.  

En su periplo en el Congreso también intentó quitarle presupuesto a la Universidad Nacional de La Rioja para crear otra universidad nueva y sin prestigio en Aimogasta y presentó un proyecto para “declarar beneplácito por la creación de la primera escuela gamer”. Literal.

Si hay algo que repiten los que trabajaron a su lado es que fue muy miserable con las personas que tuvo alrededor, que a muchos los maltrató y que sólo se dedicó a mejorar su situación económica y la de su familia. Hoy, de acuerdo a las mismas fuentes, está “desesperada” por conseguir algún cargo. Hubo sondeos con el senador formoseño José Mayans, aunque –al parecer– tampoco le habría respondido.  

“Se quiere salvar sola”, comentó alguien que la conoció muy bien. Resulta que, tal como había ocurrido tras su paso por la Cámara de Diputados, abandonó al equipo profesional que trabajaba junto a ella. Sin embargo, sus hijos tuvieron mejor suerte. Uno trabaja en Italia y el otro es empleado de planta permanente del Senado, aunque ahora vendrá una época de revisión en el Congreso y los que no trabajan podrían quedar afuera.

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