Por Christian Sanz, director periodístico de Diario Mendoza Today
“Manzur es el ministro más rico de la década kirchnerista”, dijo hace unos años a este periodista José Cano, ex diputado nacional y referente del radicalismo en Tucumán.
Ciertamente no reveló ningún secreto: Juan Manzur es un tipo millonario. Muy. Más enriquecido que ningún otro durante la gestión del kirchnerismo.
Supo ser gobernador de Tucumán y ministro de Salud de la Nación. Y hoy despunta como presidente del PJ tucumano y vice del peronismo nacional. Y, tras su paso por todos esos cargos, se volvió multimillonario.
La forma en la cual acopió dinero es un secreto a voces en los corrillos de la política. Negocios de diversa índole, principalmente relacionados con la salud. Millonarios retornos que le endilgó el siempre cuestionado empresario farmacéutico Hugo Sigman.
Se trata de un curro cautivo, a través del cual este último embolsa millones de dólares cada año, gracias a su “aporte” de vacunas al sistema de Salud. En el pasado, este cronista ha hablado in extenso sobre el choreo en cuestión. No hay mayor secreto allí.
Lo que sí es un misterio es la manera en la cual blanquea su dinero, lo cual será revelado por primera vez en esta nota, con pelos y señales. Nombres y fechas. Y todo lo demás.
Merece contarse porque Manzur no puede justificar ni siquiera el “blanco”. Ello permite presumir lo que podría ser su fortuna en “negro”. Muchísimo más elevada. Esos fondos, incalculables, son “lavados” a través de una de sus principales empresas, Agro Aceitunera SA, más conocida como Nucete.
Hay toda una leyenda urbana respecto de la manera en la cual Manzur se hizo con esa firma, impuesta por los grandes medios. Esas versiones aseguran que el otrora gobernador tucumano obligó a sus dueños a venderle la empresa. Pero no es así.
La realidad es bien diferente: José “Pepe” Nucete perdió el control del negocio cuando fueron surgiendo empresas competidoras, que le quitaron el virtual monopolio olivícola.
Agro Aceitunera SA y José Nucete Hijos SA, eran propiedad de José Nucete y Manuel Nucete, ambos hermanos ya fallecidos. El primero en 2015 y el segundo durante la pandemia, por culpa del Covid.
Ellos tenían el monopolio de la elaboración de aceituna de la zona y se terminaron separando en 2010, fruto de diversas desavenencias. En el marco de esa separación hubo denuncia penal por robo de varios millones de kilos de aceituna que José le hizo a su Gerente de ese momento, Roberto Ochotorena, a la sazón ex yerno suyo.
La presentación luego fue retirada, ya que se comprobó que el hecho había sido perpetrado por ambos en detrimento de su hermano Manuel.
Separadas las empresas, Pepe tuvo algunas dificultades económicas ligadas a la pérdida de posición dominante que comenzó a pasarle factura a partir del año 2012. Entonces decidió acercarse a un conocido de San Juan, Alberto Mattar, quien resultó ser el padre de Sandra Mattar Sabio, esposa de Manzur. Si bien Mattar elaboraba aceitunas a una escala casi hogareña, no era él el objetivo del contacto, sino ofrecerle la empresa a Manzur.
Una digresión: la historia oficial quiere hacer creer que Sandra Mattar venía de una familia con tradición olivícola y de fortuna, y eso está lejos de la realidad. Su familia no existe productivamente ni empresarialmente en San Juan.
Dicho esto, queda reverla que Manzur adquirió la empresa “en negro”. Basta buscar registros de viajes entre el 2014 y 2016, donde aparecen los viajes de la familia Nucete a Europa, donde abrieron cuenta para que les depositen parte de lo abonado. Dos fuentes consultadas por Diario Mendoza Today aseguran que fue en Suiza, pero no hubo manera de confirmar la versión a través de un tercer informante.
Gran parte de la empresa fue comprada en forma “apalancada”; similar a lo que hicieron los Eskenazi con YPF: Manzur fue pagando la empresa comprada con las “ganancias futuras” que iba generando a través de un esquema en cuotas.
Y allí viene lo más relevante de la cuestión: ¿Cómo es que mágicamente la firma se transformó en rentable? Básicamente por la cantidad enorme de aceituna en fresco que Manzur compraba “en negro” para inyectarla en el flujo de la empresa. La operatoria es un poco más sofisticada que el lavado que Cristina Kirchner hacía con su hotel en el sur, pero básicamente aparece el mismo concepto.
Ahora, ¿cómo pasó esto desapercibido para el ojo distraído? La respuesta la aportó un ex funcionario tucumano, que llegó a ser la mano derecha de Manzur: “Con Agro Aceitunera, tuvo algunas fincas totalmente improductivas, dentro de las cuales también están las que le compró al Grupo Roemmers, San Juan de Los Olivos SA (un grupo de fincas de San Juan, La Rioja y Catamarca más dos establecimientos industriales). Las fincas de Manzur promedio producían 3.000 kilos por hectárea, cuando el promedio deseable es de 10.000 kilos, con lo cual al inyectar en el flujo dicha materia prima, para el ojo distraído y no entendido, no se notaba; los números cerraban”.
A su vez, la fuente explicó: “Ni siquiera había que comprar facturas para justificar el ingreso de la aceituna comprada en negro, ¿me explico? Eran frutos naturales y esperables de las fincas. Pero hay fincas que producían 20.000 kilos cuando el ideal productivo era un millón de kilos”.
No obstante, sonaron las usuales alarmas en 2017, cuando la AFIP de San Juan, aparentemente por indicación del gobierno de turno, les hizo una inspección integral. “No era mala idea, pero estaban mal rumbeados. Le erraron al blanco estando muy cerca. Los inspectores buscaron determinar básicamente si había negreo de ganancias, es decir, se enfocaron en ver si lo que se declaraba tenía correlato con el ideal productivo (debieron cotejar que lo real tuviera correlato con lo declarado, no con el ideal productivo), y que no estuviera declarado en menos”, explicó el informante mencionado.
Y agregó: “Era al revés, deberían haber constatado que los campos tenían una producción bajísima y que no había forma que esas plantaciones pudieran justificar el flujo de esa materia prima a la planta industrial”.
A esta altura, debe mencionarse lo obvio: para que todo sea posible, hay connivencia de productores que aceptan vender en negro. “Hay quienes dicen que muchas veces los fajos de billetes tenían los sellos de las dependencias nacionales/provinciales de las cuales salía la plata. También se decía que en época de cosecha, todas las semanas llegaba a Aimogasta, La Rioja, un camión de Prosegur”, añadió un ex ministro del Ejecutivo riojano. Un hombre que decidió hablar porque lo dejaron afuera del curro.
También se decía que en época de cosecha, todas las semanas llegaba a Aimogasta, La Rioja, un camión de Prosegur
Avanza el informante ocasional: “Ha sido enorme, descomunal, irreal con los flujos de caja el crecimiento de infraestructura que ha tenido la empresa en su sede de Aimogasta. Constructoras como Maggiora y Dibaco, tengo entendido, ambas prestatarias de servicios y obras en Tucumán también”.
Hablando de connivencia, dentro de los facilitadores que tiene Manzur están Rubén Oscar Aguilar, un contador de San Juan que es el presidente de varias empresas del grupo. Y otro contador, Alejandor Darío Olguín, quien es el gerente Financiero y por quien pasan mucha de la “plata negra”, y quien termina congeniando los números para que traten de cerrar.
Hay más: Nestor Mosterín es señalado como el valijero de Manzur y quien muchas veces se encarga de “facilitar” flujos de insumos al grupo. Es, según los que lo conocen, su hombre de confianza. A su vez, la mujer de Mosterín es amiga de Sandra Mattar.
Lo aquí revelado consta en una docena de testimonios que fueron recogidos por Mendoza Today. También hay documentos y chats que desnudan aún más detalles.
Todo es tan obvio y desprolijo que sorprende que la Justicia aún no haya caído con sus garras sobre Manzur. O tal vez, viendo la impunidad de los funcionarios K, nada debería asombrar.