Mientras el peronismo hace malabares para que los escándalos judiciales en La Rioja no lo salpiquen, el ostensible silencio de la oposición sobre el tema es todavía más llamativo. Los radicales, completamente mareados desde la victoria de Javier Milei, apenas mostraron algo de indignación para defenderse de las acusaciones contra Gabriela Rodríguez, y la dirigencia libertaria permanece totalmente muda.

El diputado Martín Menem publicó el viernes un video sobre el presupuesto, lo que desató una polémica que le peleó la agenda a los graves problemas institucionales de la Función Judicial. En su cuenta de X hay varios mensajes de La Rioja, pero ninguno que hable de jueces coimeros. Apenas hizo un tuit genérico hace dos semanas, cuando salió el video de la jueza Norma Abate de Mazzucchelli, en el que se quejaba de los “escándalos en La Rioja”, sin especificar a qué tema se refiería.

Inés Brizuela y Doria le sigue los pasos. En los últimos días publicó varios mensajes sobre la polémica nominación de Ariel Lijo para la Corte Suprema, pero la última vez que habló en su cuenta de X sobre la justicia riojana fue el 21 de marzo, en un tuit en el que apoyó la propuesta de Nazareno Rippa de crear una Unidad Fiscal Anticorrupción. Ni siquiera compartió en su cuenta el comunicado de la UCR local por las acusaciones de Abate de Mazzucchelli contra Gabriela “Kelina” Rodríguez.

La jueza acusada de coimera repartió bosta entre los miembros de la comisión del Consejo de la Magistratura que tiene su caso, con la excusa de que buscaba recursarlos. Pero hay un dato llamativo: apuntó contra la jueza Edith Agüero y contra la radical Gabriela Rodríguez, pero no dijo nada de la tercera integrante, la peronista Alejandra Oviedo. Podría haber dicho cualquier verdura, porque de Rodríguez no aportó pruebas. Pero no lo hizo. ¿Por qué? Porque en el fondo envió un mensaje al oficialismo. Le mostró lo que puede hacer si le sueltan la mano.

Es un error pensar que la olla la destapó el caso de la jueza Abate de Mazzucchelli. Muchos en La Rioja, quizás la mayoría, saben perfectamente lo que pasaba y debe seguir pasando. Es vox populi. ¿Quién en la provincia no tiene algún amigo, pariente o conocido que no haya vivido una situación injusta o non sancta con la justicia?

Lo que en realidad generó el caso de la magistrada fue evitar que los medios puedan esquivar el tema. La corrupción filmada tiene ese efecto, como ocurrió en su momento con los bolsos de José López: nadie puede hacerse el desentendido.

Lo de Martín Apóstolo es un buen ejemplo: pese a que es un caso muchísimo más escandaloso que el de Abate de Mazzucchelli, casi no se habla de él en La Rioja. Apenas tuvo algo de trascendencia cuando Clarín reveló que el ex auxiliar fiscal fue procesado por cobrar coimas para lograr la liberación de narcos y otras yerbas. Esta semana volvió tímidamente a los medios por los allanamientos a varios abogados. Aunque hay chats muy reveladores, atractivos para la venta mediática, tuvo escasa repercusión. ¿La diferencia con el caso de la magistrada? La imagen: la jueza fue filmada y el video lo dio a conocer TN.

En el medio se coló lo de la jueza Virginia Illanes Bordón, cuyo mandato incluye hitos como la prescripción de una causa con un asesino confeso. ¿Eso pasó esta semana? No, fue hace años. Esta semana estalló, porque antes hubo una jueza filmada, no porque nadie sabía lo que ocurría en el Juzgado de Instrucción Nº 2 de Chilecito. La magistrada intentó defenderse en una entrevista con Radio Fénix, pero no aportó ni medio argumento atendible.

Después está el caso de Cecilia Córdoba. Su designación como jueza transitoria de Instrucción fue una semana antes de la publicación de la cámara oculta. Y seguramente nadie seguiría hablado del tema si no era por lo de Abate de Mazzucchelli.

Ahí está la responsabilidad del oficialismo, en la designación de jueces. ¿Realmente no había nadie mejor que Cecilia Córdoba para ocupar ese lugar? ¿Es bueno para la democracia que una jueza tenga en sus redes sociales fotos con el gobernador? ¿No había nadie con un mínimo de experiencia judicial o algún antecedente académico para ocupar ese lugar? Es verdad, se debe respetar el principio de inocencia, pero ¿tres investigaciones penales abiertas no es mucho? ¿En el gobierno no sabían de esas causas? Es más: en uno de esos expedientes contra Cecilia Córdoba se sugiere que hay otros dos jueces y una fiscal involucrados en una trama de corrupción. ¿A nadie le hizo ruido?

Encima, la jueza Córdoba arrancó con el pie izquierdo y parecería haberse ensañado con un abogado. Se trata de Nicolás Azcurra, quien la quiso recusar en dos causas por una vieja enemistad que mantienen. La magistrada rechazó el pedido, pese a que a simple vista cuesta creer que vaya a juzgar con imparcialidad si la mitad de lo que dice Azcurra es verdad. ¿Eso también fue un mensaje para otros?

Como siempre, hay honrosas excepciones. Es cierto que las generalizaciones, como las de esta editorial, son injustas, pero sirven para graficar algo que no puede seguir pasando, que es que la sociedad riojana siga teniendo estos tabúes.

Nuestro compromiso como periodistas es no callar. Así lo hemos intentado hacer esta semana, con investigaciones sobre absolutamente todos los casos. Estamos orgullosos de lo que hicimos como medio antes y después de la cámara oculta, porque la injusticia que reveló la filmación a Abate de Mazzucchelli no es distinta de otras injusticias que hubo en decenas de casos judiciales que desde hace años venimos retratando. No hay novedad.

Los que estallaron en estas últimas semanas no son casos aislados. Antes hubo un caso Agostina Gaitán, resuelto con niveles de arbitrariedad dignos de una dictadura, hay 10 muertes por un posible negociado que no dejarán un sólo preso, hubo una jueza de viaje con un prófugo, otra magistrada ayudando a su hermano denunciado por abuso, una jueza que fue para atrás con la imputación contra un diputado porque dijo que se equivocó, muchos casos de censura previa a periodistas, una denuncia por el bono verde freezada… podríamos estar un buen rato enumerando controversias.

Por último, no es menor recordar que se viene una reforma constitucional en la que uno de los temas a debatir será la duración del mandato de los jueces. Y habrá que preguntarse si en una democracia tan inmadura como la riojana el recorte del mandato mejorará en algo el servicio de justicia o condicionará a los jueces a los caprichos de la política.

Pero hay algo que como medio nos hace todavía más ruido y nos provoca temor. Es el proyecto de la convencional constituyente Mariana Nievas sobre la libertad de prensa. Creemos que está muy claro que, si prospera, en el futuro los jueces usarán la reforma para censurar a los medios, porque además la iniciativa está redactada de forma tal que dará lugar a arbitrariedades. Es todo lo que justamente debería dejar de pasar en el futuro si queremos una democracia mejor, pues no sirve de nada indignarse los 24 de marzo y al otro día actuar como si viviéramos en un cuento de realismo mágico.